sábado, 9 de abril de 2011

ALBERTO


Nuestro profe eres,
pero a un amigo
te pareces,
pues siempre está alegre.

Tu clase es lengua,
una gran materia,
pues es nuestro idioma 
una gran belleza.

Moreno y con gafas,
eres como un sol,
con tu sonrisa en la cara,
un gran profesor.

Difícil el estar triste,
y también el no reírse,
pues eres bondadoso
a la vez que gracioso.

Con la tiza en la mano,
tus dedos manchas,
explicando mientras tanto
la lección enseñada.

Al crujir tus dedos,
a todos nosotros
se nos hiela el cuerpo,
y se nos ve angustia en los rostros.

María Fernández Alarcón (1º ESO)

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