En un bosque me adentré
y a ti te encontré
venido de la nada
con tu piel de plata.
Tupido de blanco
tú te paseabas
ligero como una pluma
andabas con triste dulzura.
Tus palabras hirieron
parte de mis sentimientos
pues al decir eso
pensé que no era cierto.
Al parecer me contaste
que un trágico accidente pasaste
y la muerte te causó
alejarte de mí, mi amor.
No era de engañar
ese pálido rostro
que me pudiste enseñar
y ser de verdad.
Pero sabes que te querré,
vida o muerta te amaré
y espero que no me olvide
del amor que yo encontré.
María Fernández Alarcón (1º ESO)
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