Una manzana corté,
y a una mariposa maté,
que en mi imaginación se hallaba,
muerta y exhausta.
Su hermosa belleza
me deslumbró,
y a llorar me puse
por su dolor.
No es por ser sensible
pero era muy triste
ver como moría
con bastante agonía.
Pero nunca olvidaré
esa sonrisa que me hizo
con tanta timidez
antes de desaparecer
María Fernández Alarcón (1º ESO)
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