Todos los días
después del desayuno
descubro un dulce cantar
de una paloma militar.
Me trae recuerdo de ti,
allí tan lejos que estás,
una carta de amor
te tuve que enviar.
Y no tuve esperanzas
pues no dio resultado
recuerdo de ti tengo,
pero no tu vida en vano.
Desesperada, me fui
a buscarte en otro mundo
por el balcón me tiré
y allí te encontré.
Al despertar
ahí tú estabas,
en el mundo de la muerte
jamás dejaré de verte.
María Fernández Alarcón (1º ESO)
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