Nuestro profe eres,
pero a un amigo
te pareces,
pues siempre está alegre.
Tu clase es lengua,
una gran materia,
pues es nuestro idioma
una gran belleza.
Moreno y con gafas,
eres como un sol,
con tu sonrisa en la cara,
un gran profesor.
Difícil el estar triste,
y también el no reírse,
pues eres bondadoso
a la vez que gracioso.
Con la tiza en la mano,
tus dedos manchas,
explicando mientras tanto
la lección enseñada.
Al crujir tus dedos,
a todos nosotros
se nos hiela el cuerpo,
y se nos ve angustia en los rostros.
María Fernández Alarcón (1º ESO)