¿Mirarse cuarenta y cinco mil veces al espejo? Dime, ¿para qué? ¿Acaso no acabaremos todos calvos y bajo tierra? La belleza es algo que viene y se irá, sin embargo, un interior bonito perdurará en ti por siempre, y lo que es más importante, en la esencia que dejes en los que se quedan aquí.
Dime, ¿te hace bien eso de preocuparte por cosas estúpidas? Dándole vueltas una y otra vez... ¿Acaso no ves que quedarán en el olvido? Disfruta del ahora, haz lo que sientas, dejando a un lado las preocupaciones, porque te pregunto, ¿sabes dónde estarás mañana? ¿O dentro de unas horas?
Entonces, ¿por qué tantas preocupaciones? Éstas vienen y van, una vez se haya ido una, vendrá otra y otra y otra... Por lo tanto, vamos a tomarnos la vida más despacio, sentados en un banco de una estación de tren, esperando a coger el nuestro, disfrutando al máximo ese viaje, visitando todos los compartimentos, conociendo a cada una de las personas y sus historias… Que ese final, ese destino, se nos haga muy lejano; y cuando llegue, mirarlo fijamente, plantarle cara y decirle, con una amplia sonrisa: Te estaba esperando.
(Laura Ruiz, 1ºBACH-B)
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