Mi padre me regaló,
antes de irse al mar,
un gran libro
que me guiaba a su alma.
Yo no sabía leer,
por lo que no lo pude ver,
pero ahora que lo entiendo,
ya me sé el cuento.
Un libro sin letras,
un libro sin palabras,
un libro sin mi padre,
un libro sin su alma.
No sé dónde estaría él,
solo sé que por las noches
oigo un susurro murmurar
que me anhela sin más.
María Fernández Alarcón (1º ESO)
No hay comentarios:
Publicar un comentario