Un cuerpo cae inerte en la fría noche, mientras la hiedra se enrosca en tu cintura, te cubre los senos y el niño... Llora.
El frío viento te azota la cara, pero tú, fría y distante, pétrea y arbórea, no sientes nada, nada te toca.
En un arroyuelo cercano juegan las ninfas, ignoran que el frío las acecha. Un niño llora.
(Ana Moreno Ayala, 1ºBACH-B)
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