Mi primo me dijo que tardaría un tiempo. Mientras, yo iba adornando el castillo con muebles viejos. Tuve mucho trabajo: arreglé las puertas para que chirriaran, preparé un calabozo, con sus cadenas y todo. Tenía que estar listo para cuando llegara el fantasma.
Antes de lo previsto, mi primo me trajo al fantasma. No era lo que me esperaba: tenía un vestido estupendamente conservado, era una mujer recalcada y en su momento se pintaba con esmero. Poco a poco fui descubriendo que tener a un fantasma no merecía la pena.
Por lo visto, a los fantasmas como ella no les gusta el polvo y estaba todo el día que si la mesa está llena de polvo, que si la estantería, que si esta figurita está un poco torcida y no paraba de limpiar aunque no conseguía buenos resultados. Además lo único que hablaba era o para quejarse o para decir un refrán: “Dale un pez a un hombre y apestará una ciudad entera, dale una caña a un hombre y te sacará un ojo”. Yo ya no lo aguantaba más y pedí a mi primo que buscara un cazafantasmas.
A la noche apareció un hombre llamado Abrahams que decía que era un cazafantasmas. Él sonreía cada vez que pasaba por una habitación.
A la mañana siguiente, me encontré sin los objetos de más valor (que eran pocos), aunque eso no me importó tanto como que el fantasma siguiera allí diciendo que cuánto polvo y ese refrán que ni siquiera sé si existe.
No he vuelto a ver más mis objetos de valor ni al señor Abrahams. Según la policía, el señor Abrahams era un famoso ladrón. Debió de oír en la taberna que Jack Brocket necesitaba un cazafantasmas, y le brindó sus servicios.
(La parte en cursiva pertenece a
Se necesita fantasma de Arthur Conan Doyle,
el resto a Óscar Calvellido Gil de 3ºESO)
Se necesita fantasma de Arthur Conan Doyle,
el resto a Óscar Calvellido Gil de 3ºESO)
emocionante !bien hecho !!!!!!!!!!!!!! auque deverias aumentar mas
ResponderEliminargeniallllllllllllllllllllll
ResponderEliminarfabuloso