domingo, 22 de diciembre de 2013

POEMA EN PROSA

La brisa juega con las hojas, que caen al suelo como lágrimas de niño, de anciano, que llora. Lágrimas pesadas que se funden en tu pecho, en el suelo de piedra gris. El musgo crece, la hiedra trepa, rizándose desde tus pies a tu fría cabellera; el tiempo pasa y se torna verde, como verdes fueran tus ojos. El niño y el anciano lloran.

Un cuerpo cae inerte en la fría noche, mientras la hiedra se enrosca en tu cintura, te cubre los senos y el niño... Llora.

El frío viento te azota la cara, pero tú, fría y distante, pétrea y arbórea, no sientes nada, nada te toca.

En un arroyuelo cercano juegan las ninfas, ignoran que el frío las acecha. Un niño llora.

(Ana Moreno Ayala, 1ºBACH-B)

SI HUBIERA PALABRAS DE ARGAMASA...

Si hubiera palabras
que, como flechas de oro
cortaran el aire, atravesaran tu alma.
Que como huracán te llevaran con ellas,
de cabeza a otro mundo.
Si el Niño nos hiriera a todos igual,
si en el amor no hubiera capitalismo.
Si hubiera palabras para expulsar
esta argamasa en forma de sentimiento,
este sentimiento en forma de argamasa.
Demasiado espesa, demasiado densa,
y sólo se licua con besos,
sólo con besos, con tus besos se libera y
cae en torrente, y nos arrasa.
Y nos lleva por una corriente que resulta ser
un afluente, y ya el argamasa se diluye,
se hace agua; y se junta, se entremezcla
con tu propia agua.
Nos fundimos en un único río que tras bajar
furiosamente la montaña,
yace con aguas calmas en busca
de otra montaña que descender.
Y tranquilos, con calma,
nos abrazamos
y en tus ojos veo mi ser.

(Ana Moreno Ayala, 1ºBACH-B)